martes, 20 de mayo de 2014

Un coche clásico: De gusano a mariposa

El problema de los coches clásicos es que normalmente están en un estado lamentable cuando caen en manos de aquellos que no son amantes de estos majestuosos vejestorios.

Hay que decir que muchos prefieren encontrar estas joyas en un pésimo estado porque, además de conseguir un precio reducido, está la labor de restauración, que para algunos de nosotros es la parte más interesante y donde imprimimos nuestro sello personal.





Resucitar a una de estas leyendas rodantes puede suponer una enorme satisfacción personal, ya no sólo a la hora de conducir, sino el hecho de rescatar a uno de estos ejemplares de las manos del óxido y el olvido.

En aquellos modelos más antiguos, la restauración supone todo un reto, ya que cada pieza tendrá que ser fabricada de forma casi artesanal y a medida, incluso la pintura requiere a un profesional especializado en este arte, ya que la forma de aplicación es muy diferente a la que se usa al pintar un coche moderno.

Por tanto, cada propietario que ha restaurado una de estas piezas de museo, se merece una enorme reverencia, ya que la dificultad es exponencialmente superior a la reparación de cualquier coche actual.

¿Alguien puede imaginarse la preciosidad que se esconde bajo la enorme capa de polvo del coche en la imagen? Sin duda, aquellos con algo de imaginación estarán babeando al recrearse con el potencial de este maravilloso ejemplar, porque cada coche clásico puede resucitar como un ave fénix: revivir con belleza renovada.....

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